La pandemia que hoy capta la atención de todos constituye no solo el mayor desafío en la historia reciente del mundo −y en especial del sector sanitario de los países−, sino una contingencia que exige medidas nunca antes vistas para garantizar la prestación del servicio a un número cada vez más significativo de pacientes.
Cuando hablamos del sector salud, sin embargo, no podemos centrarnos exclusivamente en el aspecto asistencial sin considerar la labor administrativa que acompaña a este proceso, pues los retos que enfrenta la administración del sector son clave para garantizar el flujo continuo de recursos que los prestadores de salud requieren para atender las necesidades de la población.
Esta suficiencia de recursos es fundamental para la oportuna asistencia médica de los afectados por el Covid-19, su recuperación de la enfermedad, y su pronta reincorporación a la cotidianeidad. Es además esencial para contribuir a disminuir la insuficiencia y desbordamiento de los servicios sanitarios del país, que ya diariamente hacen frente a todo tipo de patologías.
La facturación de los Prestadores a las Entidades Administradoras de Planes de Beneficios (EAPB) −Aseguradoras, EPS, ARL, y Empresas de Medicina Prepagada−, y la respectiva auditoría de cuentas médicas; son dos procesos que independientemente de la emergencia actual resultan ineludibles si se pretende asegurar el correcto desembolso sobre las cuentas médicas correspondientes, así como garantizar la adecuada y vital inversión de los recursos disponibles.
Mientras la mayoría de los segmentos económicos, e incluso algunas IPS, ya realizan facturación electrónica; el sector sigue a la espera de que el Ministerio de Salud y Protección Social culmine la reglamentación que le permita prescindir de la presentación obligatoria de facturas y soportes físicos.
En condiciones normales, cajas llenas de historias clínicas, registros individuales de prestación de servicios (RIPS), órdenes médicas, soportes y comprobantes de entrega de medicamentos; inundan mensualmente a los aseguradores para que auditen, validen y autoricen los pagos respectivos.
En circunstancias tan extraordinarias −donde empresas de todos los sectores e industrias enfrentan no solo severas restricciones de movilidad y la necesidad de privilegiar la seguridad de sus colaboradores, sino el reto de adaptarse rápida y eficazmente a cambios vertiginosos en sus dinámicas de trabajo−, las empresas de salud deben abrirse, hoy más que nunca, a transformaciones significativas en sus procesos y apoyarse en la tecnología.
Las crisis son oportunidades, y esta no es la excepción para el sector.
En RGC Asesores y Consultores en Salud, a través de nuestra plataforma tecnológica ACTIVA, llevamos tiempo promoviendo con éxito la radicación digital de facturas y soportes; y ante la contingencia actual, hemos implementado con rapidez un plan de continuidad de negocio que permite a prestadores y aseguradores avanzar con normalidad el proceso de presentación de los mismos para sus auditorías, validaciones y pagos.
A través de un módulo de radicación web −que no requiere de extensa capacitación ni mayor desarrollo tecnológico por parte del usuario−, los prestadores pueden enviar su facturación y soportes a los aseguradores y EPS de forma ágil y oportuna. De esta forma no solo facilitamos la continuidad de un proceso vital para el sector, sino también contribuimos a resguardar la población económicamente activa del país y a minimizar la expansión del virus.
Al culminar las primeras dos semanas de implementación del módulo de Radicación Web en nuestra plataforma ACTIVA, más de 972 prestadores se han sumado a este esquema digital ganando tiempo, recursos y eficiencia operativa. Gracias a esta iniciativa, ellos tienen la tranquilidad de que sus facturas fueron radicadas y están siendo auditadas para ser pagadas.
Colombia, hoy más que nunca, necesita este tipo de innovación para superar una crisis mundial sin precedentes y para su sostenibilidad social, económica y medioambiental. Incluso habiendo superado la pandemia del coronavirus, estamos seguros de que la práctica de inundar de documentos a los aseguradores será cosa del pasado pues para entonces el sector salud tendrá pleno convencimiento de que radicando digitalmente ganamos todos.